La naturaleza es tan perfecta que en ella
podemos encontrar la solución a prácticamente todo.
Investigadores
de la Universidad Nacional Autónoma de México desarrollaron un proceso
para utilizar energía solar en el tratamiento de aguas residuales.
De
acuerdo con diferentes reportes se ha notado que, tanto en el agua
residual como en la potable, hay restos de materiales orgánicos como
triclosán, resorcinol, edulcolorantes, ibuprofeno, naproxeno, entre otras
sustancias dañinas para la salud de diferentes seres vivos.
Para
lograr la descontaminación del agua se utiliza la fotocatálisis heterogénea
solar en la que se utilizan fotocatalizadores como óxidos y sulfuros. La
energía ultravioleta activa el fotocatalizador provocando reacciones químicas
que liberan radicales hidroxilos. Éstos oxidan los contaminantes orgánicos limpiando
el agua residual e incluso la potable.
Mediante
este proceso fue posible oxidar el triclosán, este es un producto que se
encuentra en algunos desinfectantes, pastas dentales y otros productos de
cuidado personal. Es muy común que se encuentre en el agua y su presencia en
ella ha ido creciendo de forma alarmante.
Una
de las ventajas de la tecnología desarrollada por la UNAM es que podría
aplicarse tanto de forma casera, comercial e incluso industrial. El agua
potable no está libre de estos contaminantes así que sería un excelente
tener un reactor fotocatalítico en casa para un tratamiento extra antes de
consumirse.
Los
reactores con los que han venido trabajando tienen una capacidad de tratamiento
de 20 y 100 litros de agua por ciclo con un reactor fotocatalítico autónomo en
términos de energía. Al no requerir una fuente de energía eléctrica, el
proceso es ecológico.
El secreto está en la fotoquímica
Antonio
Jiménez González, del Instituto de Energías Renovables (IER), lleva más de
20 años estudiando cómo degradar los contaminantes presentes en aguas residuales
por métodos fotocatalíticos y, a lo largo de este tiempo, ha logrado
disminuir su toxicidad hasta 90 por ciento, todo ello aprovechando la energía
solar.
“Para eso empleamos un fotocatalizador que
absorbe los rayos del Sol y genera radicales hidroxilo, agentes que oxidan la
materia orgánica, principalmente”,
explicó.
En
este método, expuso Jiménez González, la clave es tomar un medio acuoso tóxico,
usar radiación solar, un material fotocatalítico y una sustancia oxidante para
desestabilizar los enlaces químicos de las moléculas contaminantes, robarles un
electrón y así oxidarlas paso a paso.
“Aunque
en el ramo textil hemos tenido buenos resultados, las cifras logradas con la
industria farmacéutica no son tan altas, lo que no se debe a nuestro método,
sino a que ésta utiliza compuestos inorgánicos imposibles de degradar. Por ello
es necesario desarrollar una estrategia para disminuirlos o eliminarlos por
otros procedimientos.”
Actualmente el
interés del universitario está en incrementar la capacidad de tratamiento con
el propósito de contribuir a una solución en contaminación hídrica, pues,
aunque en el IER reciben lotes de 200 litros llenos de aguas residuales, la
industria genera a diario volúmenes mayores.
“Nuestro
equipo básico es un reactor fotocatalítico donde manejamos un cierto volumen de
agua que puede ser mayor si incrementamos su tamaño. Para ello, debemos agrupar
varios de estos reactores en serie-paralelo y crear una planta solar
fotocatalítica, lo que nos permitiría tratar volúmenes más grandes de aguas
residuales.”
El
objetivo es instalar esa infraestructura y tratar el efluente en el sitio donde
la empresa genera sus contaminantes; esto posibilitaría bajar los parámetros de
toxicidad y, al mismo tiempo, reusar el recurso hídrico en sus procesos
industriales, concluyó.
Sin duda
nuestros ingenieros mexicanos tienen mucho que dar para lograr que nuestra
calidad de vida poco a poco vaya mejorando, qué mejor que empezar por
descontaminar el agua.
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