En 2015, el montrealense Alexandru Duru presentó al mundo su hoverboard eléctrico Omni e incluso llamó la atención de los medios de comunicación, recibiendo una entrada en el Libro Guinness de los Récords por volar 275,9 metros sobre el lago a una altura de 5 metros. Desde entonces, el inventor canadiense con raíces rumanas ha estado trabajando en una versión comercial de su máquina voladora y ya ha recibido patentes por ella.
El Omni Hoverboard consiste en un armazón con ocho rotores, un par de botas de snowboard y un sencillo acelerador manual fabricado con unos alicates modificados.
A diferencia de otros dispositivos como el FlyBoard Air o, como algunos jetpacks, el Omni Hoverboard no tiene tecnología compleja. Ni siquiera es tan complejo como un dron de DJI. El hoverboard no tiene ningún controlador de vuelo real, ni sistema de estabilización automática, ni giroscopio o acelerómetro. La maniobra se realiza mediante movimientos del cuerpo, como en un monopatín o una tabla de snowboard.
El hoverboard usa una plataforma electrónica Arduino para registrar las entradas del acelerador y comunicarse con los controladores electrónicos de velocidad (ESC) de la máquina.
Con ocho motores, el hoverboard está bien equilibrado, mucho mejor que su competidor, el Flyboard Air de Frank Zapata. Además, la máquina voladora eléctrica de Duru es mucho más silenciosa y fiable.
La versión comercial del hoverboard volador incluirá probablemente más piezas estándar y componentes adicionales que permitan un mayor control y, sobre todo, una mayor seguridad al utilizarlo. Duru afirma que, para empezar, el mercado objetivo será únicamente el de los pilotos entrenados y el de las personas con experiencia en aviación.
Fuente:
https://ecoinventos.com/hoverboards-electricos-voladores/
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