Año 2050, estás en un andén de París esperando una elegante cápsula de Hyperloop que se deslizará hasta la estación sin hacer ruido y te dejará en Madrid una hora más tarde.
La rapidez y la facilidad ya no te sorprenden porque, en el último cuarto de siglo, casi todos los viajes por Europa han pasado del cielo a la tierra. Los vuelos de corta distancia no son más que una reliquia de un pasado cargado de carbono. Esto puede parecer ciencia ficción, pero hay razones reales para creer que un futuro de movilidad así podría ser posible.
La crisis climática está centrando las mentes de los responsables políticos europeos en su objetivo declarado de neutralidad de carbono para 2050. Muchos apuestan por el ferrocarril para conseguirlo.
Los trenes ya tienen una baja huella si se tiene en cuenta su alto grado de electrificación en relación con otros medios de transporte. En la actualidad, sólo son responsables de un 0,5% de las emisiones de carbono de la UE.
Sin embargo, si Europa quiere reducir las emisiones relacionadas con el transporte (que representaron el 28% del total de las emisiones de la UE en 2018), hay un largo camino por recorrer para animar a los pasajeros y a las mercancías a abandonar los aviones y a trasladarse a las estaciones de tren.
A pesar de la profunda experiencia del continente en el sector y de las avanzadas redes ferroviarias, en la actualidad solo un 7% de los pasajeros y un 11% de las mercancías viajan en tren.
Esto se debe a que el ferrocarril en Europa es poco más que un mosaico de diferentes sistemas nacionales sin apenas una estrategia global a escala europea.
El resultado es que los viajes transfronterizos en tren pueden ser una alternativa cara, poco fiable e incómoda al avión para muchos.
La buena noticia es que, tras la COVID-19, las prioridades están cambiando y existe un verdadero deseo e impulso político para impulsar el tren a nivel europeo.
El objetivo es crear un Espacio Ferroviario Europeo Único. Es una idea diseñada para permitir una movilidad transfronteriza en el continente y simplificar la red para los operadores ferroviarios.
Si hay algo que podría atraer a los pasajeros a los trenes, es probablemente la tentadora posibilidad de reducir drásticamente los tiempos de viaje entre las principales ciudades europeas con cero emisiones.
Empresas como Nevomo, en Polonia, y Zeleros, en España, están trabajando para que esto se haga realidad mediante el desarrollo de un sistema ferroviario maglev de alta tecnología y un sistema Hyperloop escalable, respectivamente.
Hyperloop es una nueva forma de transporte que básicamente reduce la fricción, que es la principal fuente de ineficiencia en el transporte.
Las dos fricciones principales son la aerodinámica: cuando el vehículo se mueve hay cierta resistencia del aire. Y la otra es la fricción con el suelo, que se produce cuando una rueda toca el suelo. Para evitar eso. Se pone el vehículo en un tubo en el que se elimina la mayor parte del aire y por otro lado hacen levitar el vehículo para que no toque el suelo. Reducen la fricción principal y pueden trabajar con una eficiencia energética entre cinco y diez veces superior a la de un avión.
Elon Musk publicó un concepto de código abierto para un sistema de transporte masivo Hyperloop en 2013.
Zeleros en España, comenzó como un proyecto universitario que compitió en un concurso de diseño de Hyperloop organizado por SpaceX de Musk en 2015, donde se llevaron dos premios al mejor diseño y al mejor sistema de propulsión.
Animados por su éxito, el equipo decidió emprender un negocio. Ahora cuentan con una plantilla de más de 150 personas y están en fase de pruebas del prototipo que han desarrollado. El objetivo es alcanzar una velocidad de 1.000 km con cero emisiones.
En el caso de Nevomo, aunque su objetivo declarado es acabar desarrollando su propio prototipo de Hyperloop, a corto plazo están centrando su atención en el desarrollo de un sistema de “magrail” que, según dicen, podría estar operativo en 2025.
El sistema de Nevomo se basa en la tecnología de levitación magnética, que usa imanes para elevar un tren fuera de la vía y otro conjunto de imanes para impulsarlo a lo largo de la misma.
Pero lo más importante es que la empresa combina esta tecnología con el ferrocarril tradicional, añadiendo los componentes magnéticos y los raíles de guía a la infraestructura existente, una característica que cree que da a Nevomo una clara ventaja sobre sus competidores.
Fuente:
https://ecoinventos.com/futuro-del-tren-de-alta-velocidad-en-europa/
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