Un método para almacenar el exceso de energía renovable, reutilizar las minas abandonadas y crear empleo.
Por qué es importante: Las baterías gravitatorias son un candidato potencial para almacenar el exceso de energía renovable, pero encontrar lugares donde instalarlas es todo un reto. Los investigadores han propuesto que las minas abandonadas de todo el mundo podrían ser una solución rentable que, además, podría proporcionar puestos de trabajo.
Además de gravitatorias, las minas de carbón también se están estudiando como «baterías de agua», de hecho una mina de carbón de Kentucky se convertirá en un gigantesco proyecto de almacenamiento de energía renovable.
Un estudio del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) propone reutilizar las minas abandonadas para instalar baterías gravitatorias. La reconversión de las viejas minas podría proporcionar energía suficiente para igualar el consumo diario de electricidad de todo el planeta.
Las baterías gravitatorias intentan resolver uno de los principales problemas de las energías renovables, como la eólica y la solar: almacenar el exceso de energía. La eólica y la solar suelen generar más energía de la que una red puede utilizar inmediatamente, por lo que las compañías eléctricas tienen que almacenar la que sobra, normalmente en baterías.
Métodos como el experimento del IIASA utilizan esa energía sobrante para levantar objetos pesados. Cuando se vuelve a necesitar la energía, se deja caer el peso, que hace girar una turbina y convierte la energía cinética de la gravedad.
En teoría, las baterías gravitatorias pueden ser cualquier cosa con mucho peso, como agua u objetos sólidos. En el estudio del IIASA se bajaba y levantaba arena en pozos de minas abandonados, moviéndola de un lado a otro entre las cámaras superior e inferior en función de las necesidades energéticas.
Otra ventaja del proceso es que mientras las baterías tienden a autodescargarse con el tiempo, perdiendo gradualmente la energía almacenada, el método gravitatorio almacena la energía en la arena (o cualquier otra cosa que se levante para aprovechar la gravedad), que no se autodescarga.
La IIASA propone utilizar minas abandonadas porque es probable que ya existan millones de ellas en todo el planeta que podrían reconvertirse de forma relativamente barata para este fin. La mayoría cuentan con la infraestructura básica y están conectadas a la red eléctrica.
Los investigadores creen que, tras un coste de inversión de aproximadamente 1-10 dólares por kilovatio-hora y un coste de 2.000 dólares por kilovatio de capacidad energética, su método podría tener un potencial mundial de 7-70 teravatios-hora.
Según la Asociación Internacional de la Energía, el consumo mundial de energía en 2020, el último año registrado, ascendió a 24.901,4 teravatios-hora, lo que equivale a unos 68 teravatios-hora al día.
Además, el funcionamiento de las baterías de gravedad en minas abandonadas podría restablecer o conservar algunos de los puestos de trabajo perdidos con el cierre de esas minas.
Fuente:
https://ecoinventos.com/baterias-gravitatorias-en-minas-abandonadas/
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