lunes, 15 de mayo de 2023

El estrés térmico: científicos planean alertar a la población

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Las olas de calor y las advertencias de temperaturas extremas son cada vez más comunes en muchos países, pero rara vez estas alertas consideran otros factores que representan un riesgo significativo para los seres humanos y dificultan su capacidad de adaptación.


Según un estudio científico reciente publicado, los informes de los servicios meteorológicos sobre olas de calor deberían tener en cuenta no solo las temperaturas, sino también los índices de estrés térmico que consideran factores como la humedad, el viento y la exposición al sol.


Por ejemplo, un alto nivel de humedad en el ambiente y la falta de viento pueden hacer que una temperatura extrema de 37 ºC sea más perjudicial para la salud que la misma temperatura en un ambiente seco, ya que dificulta la capacidad del cuerpo humano para enfriarse.


Esto es uno de los puntos principales del estudio realizado por un equipo científico internacional del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM), que fue publicado en la revista Npj | Climate and Atmospheric Science de Nature.


El estudio señala que confiar únicamente en las temperaturas puede resultar insuficiente para comunicar de manera efectiva los riesgos reales para la salud durante una ola de calor, por lo que se insta a incluir estos datos en las alertas.


"En términos simples, se trata de reconocer que la temperatura y el calor no son lo mismo", explica Xavier Rodó, uno de los autores del estudio, a BBC Mundo. Indica que la diferencia radica en cómo el cuerpo percibe fisiológicamente la combinación de una temperatura alta y una humedad elevada. Señala que esto es lo que los diferentes índices de estrés térmico consideran, junto con otros factores como el viento y la radiación, pero destaca que la humedad es el aspecto central. El científico, responsable del programa "Clima y Salud" de ISGlobal, enfatiza que la comunicación de los servicios meteorológicos y la forma en que se transmiten los extremos, como las olas de calor, se basa únicamente en las temperaturas máximas, al menos en su país y en otros lugares. Sin embargo, cree que se debería seguir el ejemplo de otros países como Estados Unidos, Canadá y Alemania, que ya han incluido índices de estrés térmico en las comunicaciones sobre las olas de calor como una medida más adecuada para evaluar el peligro y la situación de alerta, principalmente porque el riesgo varía en diferentes niveles de humedad, incluso a la misma temperatura.


Cuando la humedad supera el 50% en combinación con altas temperaturas, el cuerpo humano pierde su capacidad para eliminar el exceso de calor a través de la transpiración, lo que dificulta su enfriamiento y puede representar riesgos significativos para la salud. Los índices de estrés térmico introducen esta diferencia y, aunque desde un punto de vista científico no es un avance sorprendente, resulta relevante desde el aspecto de la comunicación, especialmente en un momento en el que este tipo de situaciones ocurren con mayor frecuencia. Así lo afirma Rodó, quien destaca la importancia de cómo esta información llega a la población en general.


Aunque la resistencia al calor varía de persona a persona, se han desarrollado diversos índices de estrés térmico para evaluar el impacto de las condiciones climáticas en el cuerpo humano y determinar cuándo dichas condiciones pueden representar una amenaza para la salud. No existe un único nivel de alerta de calor ni un solo índice de estrés térmico, ya que cada uno se adapta a diferentes regiones y necesidades. Algunos ejemplos conocidos incluyen el humidex (Hu) en Canadá, el índice de calor (HI) en Estados Unidos y el índice universal de clima térmico (UTCI) en Alemania.

Sin embargo, a pesar de la existencia de estos índices, el mensaje de peligro por ola de calor en los medios de comunicación sigue centrándose principalmente en las temperaturas máximas y rara vez se incluye información sobre los valores previstos de estos índices. Esto se debe, en parte, a la falta de conocimiento del público sobre los índices de estrés térmico.


El equipo científico realizó el estudio analizando las recientes olas de calor récord en Europa, Norteamérica y Asia. Compararon los mapas de las temperaturas máximas diarias con los mapas de los índices de estrés térmico máximos correspondientes a cada día. Lo interesante fue que las áreas geográficas donde los índices de estrés térmico indicaban un mayor riesgo no siempre coincidían con las regiones donde se registraban las temperaturas más altas.

Un ejemplo notable fue durante las olas de calor en Europa en junio y julio de 2019, donde los registros mostraron que el centro y noreste de España experimentaron las temperaturas más altas. Sin embargo, al calcular los índices de estrés térmico, los investigadores descubrieron que las zonas con condiciones más críticas se encontraban en Francia, Bélgica y los Países Bajos, donde se registró un exceso de mortalidad de 2.500 fallecidos.


Se menciona otro caso relevante que ocurrió durante el episodio de calor extremo en el oeste de Canadá y el noroeste de Estados Unidos en junio de 2021. Aunque las temperaturas máximas se registraron en los estados de Washington y Oregón, los índices de estrés térmico revelaron que también hubo condiciones peligrosas en provincias canadienses como Alberta, los Territorios del Noroeste y la Columbia Británica. En esta última provincia, se reportaron alrededor de 600 muertes relacionadas con el calor.


Se resalta la importancia de aprender de las lecciones de las grandes olas de calor recientes y mejorar los protocolos de actuación. Después de emitir la alerta meteorológica, es crucial establecer una cadena clara de responsabilidades. Las autoridades deben actuar de manera rápida y tomar decisiones como el cierre de escuelas o la suspensión de actividades deportivas al aire libre. También es fundamental abrir centros de refrigeración para las poblaciones más vulnerables y garantizar una respuesta de emergencia adecuada. Además, se destaca la importancia de educar a la población en general sobre cómo comportarse durante las olas de calor.


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