miércoles, 21 de junio de 2023

Las algas: ¿la herramienta más eficiente para luchar contra el cambio climático?

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Un conjunto de nuevas empresas está destacando las algas como una solución versátil para abordar el cambio climático. Estas algas tienen la capacidad de absorber carbono, mitigar los efectos de las emisiones de metano del ganado, servir como materia prima para biocombustibles y alimentar a la población mundial.


En Islandia se está llevando a cabo un experimento audaz que utiliza las algas como parte de una solución al cambio climático. En los próximos meses, se lanzarán al océano millones de boyas del tamaño de una pelota de baloncesto, fabricadas con madera y piedra caliza y sembradas con algas.


Estas boyas, que se asemejan a cabezas de maniquí calvas con mechones de algas flotando debajo, están diseñadas para hundirse hasta el fondo del océano, donde el carbono que contienen permanecerá capturado durante 800 años o más, según Running Tide, la empresa con sede en Maine (Estados Unidos) que está liderando el proyecto. Es importante destacar que este tipo de iniciativa nunca antes se había llevado a cabo, por lo que resulta difícil establecer un plazo exacto.


Running Tide es solo una de las muchas empresas emergentes que ven en las algas una solución múltiple para abordar el cambio climático. Estas algas tienen la capacidad de absorber el carbono presente en la atmósfera, reducir las emisiones de metano producidas por el ganado, proporcionar materias primas para biocombustibles y alimentar a la población mundial sin necesidad de fertilizantes, agua dulce ni tierra. Algunas de estas empresas, como Running Tide, buscan hundir algas marinas para eliminar el carbono de la atmósfera, mientras que otras tienen como objetivo reemplazar materiales intensivos en carbono, como la soja, los fertilizantes, el plástico y el petróleo, con productos derivados de las algas.


Sin embargo, si las algas resultan ser una herramienta eficaz para estabilizar el clima, se requeriría una expansión a gran escala de la industria. Sin embargo, algunos científicos, recolectores pequeños y grupos ecologistas advierten que es necesario tener precaución antes de responder a preguntas científicas, medioambientales, normativas y éticas fundamentales.


El cambio climático está en constante aumento y las personas sienten un "pánico", según Kristen Davis, profesora de ingeniería civil y medioambiental y ciencias de los sistemas terrestres en la Universidad de California Irvine (Estados Unidos). Sin embargo, según ella, comprometerse con la eliminación de carbono a través de algas marinas como solución antes de que la ciencia esté establecida podría resultar en daños medioambientales o desviar la atención de estrategias más seguras, como la reducción rápida de las emisiones de gases de efecto invernadero.


Davis afirma que "la ciencia aún no está en condiciones de confirmar que sea una buena idea”.


Running Tide, con sede en el muelle pesquero de Portland (Estados Unidos), fue establecida por Marty Odlin, un ingeniero y pescador comercial de cuarta generación. Odlin ha sido testigo de primera mano de los cambios en el Golfo de Maine, que se está calentando más rápido que la mayoría de las otras regiones oceánicas de Estados Unidos, con peces desplazándose hacia el norte en busca de aguas más frías y conchas de almejas que se disuelven en aguas acidificadas.


Hace unos 15 años, Odlin escuchó una presentación de Klaus Lackner, el físico que popularizó la idea de eliminar el carbono de la atmósfera. En ese momento, Odlin se dio cuenta de que "esto es cierto, porque no hay forma de que dejemos los combustibles fósiles en los próximos 50 años". Reconoció la necesidad de reducir el carbono.


De acuerdo con una reciente evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, además de reducir rápidamente las emisiones, se estima que tendremos que eliminar y secuestrar alrededor de 10 gigatoneladas de CO2 de la atmósfera cada año hasta 2050, y duplicar esa cantidad hacia finales de siglo. Según un informe de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, para capturar una décima parte de una gigatonelada de carbono al año, se necesitarían 73,000 kilómetros cuadrados de algas marinas, lo que equivaldría a plantar un cinturón de algas a lo largo de toda la costa de Estados Unidos.


Utilizar algas marinas como absorbentes de carbono sería una solución elegante, si funciona. Se estima que los bosques de algas cubren aproximadamente dos millones de kilómetros cuadrados y absorben tanto carbono como la selva amazónica. Sin embargo, gran parte de ese carbono secuestrado se libera nuevamente cuando las algas son cosechadas, consumidas por animales o arrastradas por las corrientes marinas.


El modelo de Running Tide, al menos en teoría, tomaría ese carbono secuestrado y lo hundiría en el fondo del océano, donde, en condiciones de frío y oscuridad, permanecería durante siglos descomponiéndose lentamente. Sin embargo, será difícil determinar su destino. Los científicos no están completamente seguros de la cantidad de carbono que las algas eliminan de la atmósfera, ya que esto varía según la ubicación y el clima. Además, es complicado medir cuántas algas terminan en el fondo del océano en lugar de ser arrastradas a la deriva. También existen preocupaciones críticas sobre cómo el cultivo de grandes cantidades de algas o su hundimiento en el fondo marino podrían afectar a los ecosistemas marinos.



Fuente: https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2023/06/algas-herramienta-eficiente-luchar-contra-cambio-climatico


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