Cerca del pequeño pueblo suizo de Brienz, se produjo el desprendimiento de millones de metros cúbicos de roca, bloqueando los accesos y deteniéndose a escasos centímetros de las viviendas. Brienz, con una población de 70 habitantes y ubicada en el centro del país, fue evacuada a mediados de mayo debido a las advertencias de los geólogos sobre un inminente desprendimiento masivo de rocas. La pared rocosa conocida como "la isla", que se encuentra justo encima del pueblo, ha sido inestable durante décadas, pero esta primavera se aceleró el proceso de desprendimiento de rocas.
Muchos residentes de la zona esperaban tener que abandonar temporalmente sus hogares, pero fueron sorprendidos por una orden de evacuación repentina. Aunque previamente se les había informado que debían trasladarse a finales del verano, el 9 de mayo se convocó a una reunión de emergencia en la que las autoridades les comunicaron que tenían un plazo de 48 horas para partir.
En las semanas siguientes, algunos vecinos expresaron su malestar porque el desprendimiento masivo de rocas anunciado por los especialistas no se había producido. Cuestionaban por qué no se les permitía regresar a sus hogares cuando las rocas parecían descender lentamente y sin representar un peligro evidente.
Sin embargo, el pasado 15 de junio por la noche, la montaña respondió. Las autoridades del cantón de los Grisones orientales señalaron que los residentes tuvieron mucha suerte al haberse ido a tiempo, ya que ese mismo día se desprendieron dos tercios de la roca, equivalentes a más de dos millones de metros cúbicos en total.
Los helicópteros que inspeccionaron el área no informaron de daños evidentes en las viviendas. No obstante, las perspectivas de que los residentes puedan regresar pronto a sus hogares son escasas, ya que todavía queda un millón de metros cúbicos de roca suelta en la montaña.
Aunque las casas no se vean directamente afectadas por la caída de rocas, existe un riesgo para cualquier persona que se encuentre en la zona.
Christian Gartmann, portavoz de las autoridades del pueblo, informó a la televisión suiza que las grandes rocas, al chocar entre sí al caer, pueden generar esquirlas que se desprenden como proyectiles, provocando la destrucción de ventanas y causando graves lesiones.
Existe cierta especulación sobre si la situación en Brienz está relacionada con el cambio climático. Las regiones alpinas de Suiza son particularmente sensibles al calentamiento global. A medida que los glaciares se derriten y el permafrost de las montañas se descongela, la estabilidad de las rocas se ve comprometida. Aunque la montaña de Brienz no tiene permafrost, es decir, no cuenta con una capa de suelo permanentemente congelada, las intensas lluvias de esta primavera, asociadas al calentamiento global, han sido un factor determinante en la orden de evacuación. La ladera de la montaña, saturada de agua, comenzó a deslizarse más rápidamente hacia el valle.
Los geólogos advierten que las áreas montañosas pueden esperar más desprendimientos de rocas a medida que el clima continúe cambiando. Por ahora, los residentes de Brienz siguen esperando para regresar a sus hogares.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-65935795
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