Esta innovación está transformando la experiencia de los visitantes en lugares emblemáticos como la reserva natural de Masái Mara.
En la sabana africana, la tranquilidad es esencial para el bienestar de la fauna; el ruido de los motores asusta a las cebras y hace que los elefantes se alejen. Sin embargo, los safaris tradicionales suelen llevar el ajetreo y ruido a los parques naturales, perturbando el ambiente. No obstante, algunos alojamientos turísticos en Masái Mara, Kenia, han optado por una alternativa más respetuosa: flotas de vehículos de safari eléctricos.
Un ejemplo es el campamento Emboo River Camp, donde sus huéspedes internacionales son atraídos por la idea de disfrutar de "un safari tranquilo". Además, la transformación de los antiguos Land Cruiser diésel en vehículos eléctricos ha demostrado ser beneficioso para el negocio. La decisión de adoptar vehículos eléctricos se tomó con la intención de proteger el medio ambiente, pero también resultó conveniente durante la pandemia, cuando el combustible escaseaba debido a las restricciones de movimiento en Kenia.
El proceso de transformación lleva de 10 a 14 días, donde los mecánicos sustituyen los motores diésel por motores eléctricos y añaden un sistema de gestión de baterías. Estos vehículos eléctricos tardan aproximadamente ocho horas en cargarse por completo. La inversión total para la transformación es de alrededor de 28.000 euros, pero el dueño del alojamiento asegura que se recupera en dos o tres años gracias a los ahorros en combustible y los beneficios que aporta a la experiencia de los turistas.
La industria del coche eléctrico en África está en sus primeras etapas de desarrollo. En Sudáfrica, el mercado de movilidad eléctrica es el más avanzado del continente, con alrededor de 1.000 vehículos eléctricos en 2022, aunque se espera alcanzar los 2,9 millones para el año 2050, representando una pequeña fracción de los 12 millones de automóviles en la flota total del país. En Kenia, el número de vehículos eléctricos es aún más reducido, aproximadamente 350, en comparación con los 2,2 millones de vehículos registrados en el país. Sin embargo, el Gobierno de Kenia tiene como objetivo que los vehículos eléctricos representen el 5% de todas las importaciones de automóviles para 2025, y ha anunciado la reducción de los aranceles de importación de vehículos eléctricos del 20% al 10% para fomentar su adopción.
Roam Motors, una empresa de movilidad eléctrica en Nairobi, ha transformado vehículos de safari en Kenia para 15 campamentos turísticos y trabaja en un programa piloto para desarrollar un autobús eléctrico de 51 plazas. La empresa destaca el potencial del transporte público con vehículos eléctricos y cómo puede contribuir a un sector más sostenible y rentable.
Uno de los desafíos para el despegue de la industria de vehículos eléctricos es la disponibilidad de suficientes puntos de carga. En 2021, la compañía de energía pública de Kenia anunció un proyecto para instalar puntos de carga en carreteras principales y centros comerciales del país. Además, empresas como KenGen también están invirtiendo en la infraestructura de carga eléctrica como una nueva fuente de ingresos.
Kenia, junto con otros 30 países, se comprometió en la COP 26 en Glasgow a promover vehículos de cero emisiones y garantizar su accesibilidad, asequibilidad y sostenibilidad para 2030 en los países líderes del mercado y para 2040 en el resto del mundo. Sin embargo, el alto precio de los coches eléctricos y la falta de infraestructura representan obstáculos a superar. En promedio, un coche no eléctrico en Kenia cuesta alrededor de 2.900 dólares, en comparación con los 37.000 dólares de un coche eléctrico.
Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2023-07-14/un-safari-sin-ruido-de-motores-es-posible-en-kenia.html
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