La mayoría de las personas subestima la cantidad de contaminantes presentes en espacios interiores, donde usualmente pasamos la mayor parte de nuestro tiempo. Un ejemplo de ello es que muchos de los productos que utilizamos para limpiar y aromatizar nuestros hogares, escuelas y lugares de trabajo introducen toxinas imperceptibles en el aire.
Anne Hicks, especialista en pediatría pulmonar de la Universidad de Alberta en Canadá, sostiene que "el aroma a fresco no es un simple aroma". Ella indica que si podemos percibir un olor, esto significa que hay una sustancia química en el aire que llega a nuestras fosas nasales. Hicks destaca que toda esta presencia en el aire constituye contaminación, independientemente de si el aroma es agradable o desagradable.
Hicks añade: "La contaminación del aire en ambientes interiores es amplia y representa una frontera en gran parte desconocida, dado que incluso la casa de un vecino tiene una huella de contaminación aérea diferente a la de mi propia casa". Esta contaminación del aire en espacios interiores es sumamente compleja, carece de regulación y generalmente se escapa del control individual.
Por ejemplo, las carreteras generan dióxido de nitrógeno como resultado del tráfico, mientras que la humedad y los problemas estructurales en los edificios pueden causar la aparición de moho.
Existen opciones como los purificadores de aire equipados con filtros de alta eficiencia en partículas de aire (conocidos como filtros HEPA por sus siglas en inglés), que pueden ser beneficiosos. Sin embargo, su elevado costo inicial y el consumo energético necesario para su operación podrían dificultar su adquisición para algunos hogares.
Por esta razón, la noción de tener plantas en macetas que, de manera pasiva y económica, purifiquen el aire resulta tan atractiva. Fundamentalmente, las hojas de las plantas absorben el dióxido de carbono y otros contaminantes, que posteriormente la planta emplea en diversos procesos o descompone.
Lo que se vuelve particularmente crucial aquí es la comunidad de microorganismos y el medio en el que prosperan, como el sustrato o el compost. Según numerosos estudios, estos componentes capturan más contaminantes que la propia planta.
¿Es una cuestión de cantidad? Un influyente estudio de la NASA realizado en 1989 concluyó que las plantas de interior podían eliminar formaldehído y otros compuestos orgánicos volátiles (COVs) del aire. Sin embargo, estas conclusiones no resultaban aplicables en condiciones del mundo real.
En esencia, sería necesario un bosque dentro del espacio interior para lograr una reducción significativa de los COVs en un hogar. "Necesitarías una cantidad considerable de plantas en un ambiente altamente iluminado para generar un efecto perceptible en la absorción de COVs y diversos gases", afirma Tijana Blanusa, científica hortícola principal de la Real Sociedad de Horticultura e investigadora de la Universidad de Reading en el Reino Unido. De forma similar, en el caso del dióxido de carbono, "requieres una cantidad sustancial de plantas para influir perceptiblemente a nivel de una habitación".
¿Puede ser la solución tener más plantas? Algunos investigadores, incluyendo a Tijana Blanusa, han avanzado de plantas en macetas individuales a paredes verdes (estructuras verticales con vegetación) que pueden albergar más plantas y filtrar el aire de manera más eficiente debido a cómo el aire fluye entre ellas. Explica que con los muros verdes activos, "el aire en la habitación es canalizado entre los sistemas de raíces a un nivel que no ocurriría naturalmente si solo tuvieras plantas en macetas". Sin embargo, la instalación y el mantenimiento de estas paredes verdes son costosos.
Menos sencillo de lo que parece... Cuando la consultora Cundall se trasladó a sus oficinas actuales en Londres en 2015, dotaron una de las salas de reuniones con plantas. El objetivo era monitorear y registrar el impacto de las plantas en la calidad del aire interior. Sin embargo, cuidar de estas plantas se volvió complicado. Además, se volvió evidente que las plantas no tenían el mismo efecto en la calidad del aire que los sistemas de ventilación mecánica y los purificadores de aire.
La habitación actualmente cuenta con algunas plantas de gran tamaño ubicadas en las esquinas, junto con un pequeño trozo de musgo preservado en la pared. Aunque el musgo esponjoso resulta agradable a la vista y al tacto, carece de la capacidad para absorber contaminantes.
Cuando los clientes inquieren acerca de si las plantas mejoran la calidad del aire, Kavita Kumari, directora asociada de la oficina de Cundall en Londres, les informa acerca de las ventajas y limitaciones de las plantas. Ella sugiere plantas que sean relativamente fáciles de mantener y que, al mismo tiempo, reduzcan la cantidad de COVs y generen oxígeno, aunque admite que su impacto es modesto. Una de estas plantas es la Sansevieria trifasciata, conocida comúnmente como lengua de suegra, lengua de tigre o espada de San Jorge. Kumari explica que, mientras la mayoría de las plantas absorben dióxido de carbono y liberan oxígeno durante el día, esta planta tiene la capacidad de hacerlo también durante la noche.
En términos de bioingeniería, Kumari explica que simplemente abrir una ventana para eliminar los contaminantes de un espacio interior no resulta efectivo en áreas urbanas densamente pobladas, ya que los contaminantes del aire exterior pueden ingresar al mismo tiempo. Los científicos están actualmente trabajando en una nueva generación de plantas diseñadas específicamente para purificar el aire de manera eficiente.
Investigadores de la Universidad de Washington en Estados Unidos han llevado a cabo modificaciones genéticas en potus utilizando una versión sintética de una proteína presente en los conejos, la cual tiene la capacidad de procesar cloroformo y bencina. La compañía Neoplants también ha modificado los genes de las plantas de potus para permitirles reciclar ciertos COVs. Además, han desarrollado bacterias beneficiosas que son especialmente efectivas en la descomposición de COVs, las cuales son enviadas al sistema de raíces de las plantas. En este contexto, es más el microbioma asociado a la planta que la planta misma la que posee la habilidad de purificar el aire.
No obstante, aun con todos estos avances, no podemos depender exclusivamente de las plantas para la purificación del aire. Hasta el momento, los beneficios de las plantas en esta área son limitados y no pueden competir con los purificadores de aire. A pesar de ello, las plantas pueden brindar otras ventajas, como mejorar el estado de ánimo, la productividad y la creatividad.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/articles/c0w1eypn2nno
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