miércoles, 20 de septiembre de 2023

La presa considerada “la más peligrosa del mundo" está en un estado de deterioro y podría destruir invaluables tesoros culturales

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Un potencial colapso de la presa de Mosul, ubicada a unos 57 kilómetros al norte de la ciudad del mismo nombre en Irak, no solo tendría como consecuencia la pérdida de cientos de miles de vidas, sino que también borraría milenios de historia.

En febrero de 2016, la embajada de Estados Unidos en Bagdad emitió una alarmante advertencia a los ciudadanos iraquíes sobre la posibilidad de que la presa colapsara, calificándola como un riesgo grave y sin precedentes de rotura catastrófica sin previo aviso. Esta catástrofe desencadenaría un "maremoto en tierra" que avanzaría 280 kilómetros hacia el sur a lo largo del río Tigris, alcanzando la ciudad de Samarra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se estima que entre 500,000 y 1.47 millones de personas podrían perder la vida en la inundación si no lograran evacuar a tiempo.


En los años posteriores a esta advertencia, el Gobierno italiano brindó asistencia para reparar la presa de Mosul y sigue colaborando con el Gobierno iraquí para mantener su estructura y proteger a los millones de personas que viven aguas abajo. Sin embargo, muchos creen que aún persiste una amenaza significativa.


Aunque el potencial para un desastre humanitario masivo es evidente, la ruptura de la presa de Mosul también resultaría en la destrucción de miles de sitios arqueológicos y culturales a lo largo del río Tigris, incluyendo aquellos que ya han sido dañados o destruidos por el Estado Islámico (ISIS). La presa de Mosul, anteriormente conocida como la presa de Sadam, ha sido objeto de preocupación debido a su integridad estructural desde que se puso en funcionamiento hace 35 años. Esta presa hidroeléctrica se asienta sobre cimientos de minerales solubles en agua, lo que requiere una inyección continua de lechada para mantener la estructura de 4,5 kilómetros de longitud y 115 metros de altura, con la capacidad de retener hasta 11 kilómetros cúbicos de agua.


En 2006, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos clasificó la presa de Mosul como "la presa más peligrosa del mundo" y advirtió que una falla estructural podría resultar en una inundación de Mosul con más de 21 metros de agua en tres o cuatro horas.


En la trayectoria proyectada de un posible colapso de la presa se encuentran los yacimientos asirios de Nimrud, Nínive y Khorsabad, que en su momento fueron las capitales de uno de los primeros imperios auténticos del mundo en el primer milenio a.C. Estos sitios, junto con el Museo de Mosul y numerosos lugares religiosos, sufrieron daños y destrucción a manos del Estado Islámico (ISIS) después de la toma de Mosul en 2014.


A pesar de que la comunidad internacional ha estado preocupada por los daños causados por el ISIS en los sitios culturales de Irak y Siria, calcular la magnitud de la destrucción que resultaría de un colapso de la presa de Mosul es un desafío para los investigadores.


Michael Danti, profesor de Arqueología de la Universidad de Boston y codirector de la Iniciativa por el Patrimonio Sirio de las Escuelas Americanas de Investigación Oriental, que está documentando la destrucción deliberada del patrimonio cultural en Irak y Siria, señala que es difícil proporcionar estimaciones precisas, pero menciona que miles de yacimientos arqueológicos y sitios patrimoniales podrían desaparecer, lo que sería una pérdida sin precedentes.


Jason Ur, profesor de antropología de la Universidad de Harvard, destaca que al centrarse en las grandes ciudades asirias, aún quedan numerosos yacimientos importantes a lo largo del río Tigris que no han sido debidamente investigados, por lo que no se conoce exactamente lo que se perdería en caso de un colapso de la presa.


Además, subraya que los arqueólogos de la región suelen utilizar artefactos de superficie para estimar la antigüedad y el tamaño de un yacimiento sin necesidad de llevar a cabo excavaciones. Una inundación masiva que alterara el paisaje perturbaría el registro de superficie, lo que privaría a los arqueólogos de una de sus herramientas más importantes de investigación y complicaría significativamente el trabajo futuro.


Peor aún, argumenta que un gran depósito de limo en toda la cuenca del río Tigris sería catastrófico, ya que impediría el acceso incluso a las capas superficiales del terreno, lo que tendría un impacto devastador en la investigación arqueológica.


Aunque muchos investigadores se sienten incómodos al hablar de los posibles daños al patrimonio cuando también está en juego la vida de millones de personas, enfatizan la importancia del conocimiento histórico en la formación de las futuras generaciones de iraquíes.


Ur comenta que los kurdos, suníes y chiíes, entre otros, buscan comprender su pasado para forjar su identidad nacional, y la arqueología desempeñará un papel crucial en este proceso.


Danti, quien documenta la destrucción de yacimientos culturales por parte del Estado Islámico, resalta la triste ironía de que la posible pérdida de patrimonio iraquí a una escala mucho mayor es un escenario que rara vez se contempla. A pesar de la destrucción causada por el Estado Islámico en cientos de yacimientos, un colapso de la presa de Mosul amenazaría con llevarse todo el legado histórico.


Fuente: https://www.nationalgeographic.es/historia/2023/09/presa-mas-peligrosa-mundo-ruinas-arrasar-tesoro-cultural-arqueologico-mosul-irak


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