El especialista en cambio climático, ciudad y adaptación, el Dr. Jorge Escandón, destaca la necesidad de un enfoque de gestión del agua en colaboración constante con comunidades, ejidos y productores para manejar eficazmente los programas en la Ciudad de México, donde el suelo de conservación representa el 59% del territorio.
A pesar de las discusiones mundiales en la COP 28 sobre inversión, saneamiento e higiene relacionados con el agua, la crisis hídrica y sus consecuencias ambientales siguen siendo un tema central. En el caso de la Ciudad de México, la presión constante sobre los suelos de conservación, motivada por la especulación inmobiliaria y la valoración sociocultural del territorio, representa un desafío constante.
Escandón recalca la necesidad de integrar ciencia y tecnología en las agendas urbanas, especialmente en el contexto de las más de 70 áreas urbanas de México. Además, destaca la importancia de un programa de manejo del agua que involucre a diversas partes interesadas, incluyendo ejidos, comunidades y productores, para abordar de manera continua el cuidado del suelo de conservación y garantizar la viabilidad del suministro de agua en la metrópolis.
El experto identifica microcuencas prioritarias y regiones montañosas que juegan un papel esencial en el ciclo del agua en la Ciudad de México. Destaca la necesidad de un enfoque integral de la cuenca para la gestión de recursos, incluida la restauración de áreas afectadas por actividades extractivas.
En su trabajo con la Dirección de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr), Escandón enfatiza la importancia de abordar todo el espectro del ciclo del agua, desde la infiltración hasta la conservación. Además, destaca el papel crucial de los acuerdos con ejidos y comunidades en la restauración y conservación de zonas críticas para el ciclo hidrológico en la Ciudad de México, promoviendo no solo la reforestación, sino también el fortalecimiento de otros estratos ecológicos y la limpieza y rescate de cuerpos de agua.
"El escenario integral se vincula, en términos de cambio climático, con procesos de adaptación centrados en el eje del agua", afirmó. Señaló que el cambio de paradigma es esencial, pasando de un enfoque extractivista a la gestión integral del ciclo hidrológico en relación con el agua. "La gestión de esta dinámica y perspectiva es compleja, ya que implica acuerdos continuos para preservar los recursos naturales de manera dinámica, renovando acuerdos con ejidos, comunidades e interesados", añadió.
Destacó la importancia de explorar alternativas para la captación de agua de lluvia como parte integral de la gestión del ciclo hidrológico. Los programas de cosecha de lluvia representan una alternativa valiosa para la adaptación al cambio climático en la ciudad. Enfatizó que la conservación ya no implica simplemente no intervenir, sino considerar aspectos dinámicos en la construcción de acuerdos para la gestión del territorio.
En términos cualitativos, señaló que la calidad del agua está directamente relacionada con la certificación de alrededor de 550 productos. Esto implica un proceso en el que los productores adoptan medidas alternativas en sus terrenos, como la eliminación de agroquímicos y el uso de aguas limpias. Esta vertiente refuerza la idea de gestionar el agua y los recursos naturales en el suelo de conservación.
Finalmente, enfatizó la necesidad de que la política ambiental incluya medidas para desacelerar la expansión urbana hacia y dentro del suelo de conservación. Reconoció que aunque apenas se ven indicios de resultados, es crucial mantener una base mínima de recursos y continuar aumentándola para preservar el territorio y abordar el llamado a frenar el cambio climático.
Fuente: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/La-crisis-climatica-es-tambien-una-crisis-hidrica-que-impacta-en-las-ciudades-20231206-0135.html
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