En Flint, por ejemplo, donde solían abundar solares baldíos descuidados, programas como Clean & Green han involucrado a residentes en el cuidado de estos espacios abandonados, ya sea mediante la siega o convirtiéndolos en jardines y parques. Además de mejorar la apariencia del vecindario, estos esfuerzos han demostrado tener un impacto significativo en la reducción de la delincuencia violenta.
Estudios realizados en ciudades postindustriales como Filadelfia y Youngstown han revelado consistentemente que la presencia de espacios verdes, como parques y árboles, disminuye la delincuencia en áreas urbanas. En Flint, por ejemplo, las calles donde la comunidad cuidaba los solares baldíos a través del programa Clean & Green experimentaron casi un 40% menos de agresiones y delitos violentos en comparación con aquellas donde los solares eran descuidados.
Los investigadores también han observado que la participación comunitaria en proyectos de reverdecimiento, ya sea a través de la simple siega o la creación de jardines, tiene un impacto más significativo. En áreas donde los residentes están más involucrados, se observa una disminución aún mayor de la delincuencia.
Las teorías de las "ventanas rotas" y las "calles concurridas" se utilizan para explicar este fenómeno. La idea es que el cuidado de los espacios verdes envía un mensaje positivo a la comunidad, indicando que hay vigilancia y preocupación por el entorno. Esto contribuye al desarrollo de un sentido de comunidad, empoderando a los residentes y disuadiendo a aquellos que podrían estar inclinados a cometer actos delictivos.
Además de reducir la delincuencia, la creación y el mantenimiento de espacios verdes también han demostrado mejorar la salud mental de quienes viven cerca de ellos. La participación de los jóvenes en estos proyectos no solo beneficia a la comunidad al reducir la delincuencia, sino que también proporciona una oportunidad para que los jóvenes contribuyan positivamente a su entorno.
Aunque los proyectos de reverdecimiento son contagiosos y llevan a los vecinos a cuidar mejor sus propios espacios, los expertos subrayan que no se debe culpar a los residentes por la degradación que les rodea. Destacan la importancia de abordar las políticas históricas racistas, como el redlining, que han contribuido a la situación actual, y enfatizan la responsabilidad de los poderes que crearon estas condiciones para participar en la reversión del deterioro. La mejora de los espacios vacíos y la reducción de la delincuencia pueden tener efectos positivos que se transmiten de generación en generación, creando entornos más seguros y saludables para las comunidades.
Fuente: https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2023/12/zonas-verdes-urbanas-reduccion-delincuencia-violencia-barrios
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