martes, 6 de febrero de 2024

La ganadería en un mundo cada vez más hambriento

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La actividad agropecuaria y sus implicaciones en el uso del suelo se posicionan como uno de los principales contribuyentes, representando el 18 % del total de emisiones globales de gases de efecto invernadero. En este contexto, el cambio hacia dietas basadas en alimentos vegetales se ha presentado como una medida clave para abordar el cambio climático.

Un aspecto crucial en este debate es el impacto de la ganadería, particularmente en las emisiones de metano, así como en el extenso uso de tierras y recursos para la producción de piensos. A esto se suma el elevado consumo de agua y los riesgos para la salud asociados al exceso de consumo de carne.


Aunque estos aspectos son relevantes, abordar el problema de manera integral implica una evaluación objetiva y contextualizada de la situación actual. Alimentar a una población mundial de 8 mil millones de personas plantea desafíos significativos.


Es esencial reconocer que la superficie agrícola global se ha mantenido estable en 3,200 millones de hectáreas, a pesar del aumento de la población. Esto sugiere que la intensificación agrícola ha sido clave para mantener la producción de alimentos.


Aunque los esfuerzos contra la pobreza y el hambre han logrado avances notables, aún persisten desafíos, con un 10 % de la población mundial experimentando inseguridad alimentaria. Además, el enfoque en la calidad de la nutrición es cada vez más relevante, considerando tanto la malnutrición como la obesidad.


Es importante abordar las críticas a la ganadería con una comprensión completa de las actividades agrícolas y sus interacciones. Por ejemplo, la huella ecológica debe ser evaluada considerando la naturaleza de los recursos utilizados.


Es necesario distinguir entre la ganadería intensiva y extensiva, ya que sus impactos son significativamente diferentes. Además, algunas culturas podrían beneficiarse de una dieta más diversa, incorporando fuentes alternativas de proteínas como los insectos.


La gestión adecuada de la ganadería extensiva puede tener beneficios ambientales, como la prevención de incendios forestales y la preservación de la biodiversidad. Sin embargo, es fundamental abordar los desafíos de manera equilibrada y considerar todas las dimensiones de la ecuación.


En última instancia, los consumidores tienen un papel crucial en promover una dieta sostenible, optando por alimentos locales, frescos y no procesados. Esto no solo puede mejorar la salud y la calidad de vida, sino también fortalecer las comunidades locales y reducir los impactos ambientales.


Fuente: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/El-papel-de-la-ganaderia-en-un-mundo-calido-yhambriento-20240131-0126.html


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