La crisis del desabastecimiento de agua y la sequía en Colombia ha sido agravada por los incendios forestales que marcaron el inicio del año, y que continuaron causando estragos en marzo y abril. Esta situación crítica se ha sumado al nivel alarmante de los embalses en Bogotá y otras ciudades, llevando a la implementación de medidas drásticas de restricción en el uso del líquido en la capital.
La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, ha advertido que más del 50% del territorio nacional está bajo alerta debido a las altas temperaturas, y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) ha registrado 746 municipios con algún tipo de alerta por incendios forestales. Esta situación ha golpeado especialmente a la región Andina, seguida por el Caribe y el Pacífico.
El director del Ideam, Ghisliane Echeverry, ha destacado que el Fenómeno del Niño no es la única causa de la sequía registrada en marzo y abril, señalando el debilitamiento de los vientos debido a anomalías térmicas en el océano Atlántico como otro factor determinante. La falta de lluvias, atribuida a la debilidad de la zona de convergencia intertropical, ha tomado por sorpresa a las autoridades, que reaccionaron tardíamente con medidas de racionamiento de agua.
Los incendios forestales tampoco han dado tregua, con numerosos casos reportados en todo el país, incluyendo el grave incidente en San Onofre, Sucre, donde se quemaron más de 1,000 hectáreas de bosque y cultivos. Además, el daño ambiental se ha extendido a otras regiones, como el departamento de Córdoba y Santander, afectando tanto la flora como la fauna local.
El desabastecimiento de agua se ha extendido a nivel nacional, con 277 municipios y 24 departamentos experimentando una escasez significativa. A pesar de los esfuerzos por gestionar la crisis, incluyendo medidas de racionamiento y restricciones de consumo, la situación sigue siendo preocupante, especialmente en lugares como Boyacá y Risaralda, donde la disminución del caudal de los ríos ha generado problemas en el suministro de agua potable.
El crecimiento poblacional y la deforestación también han contribuido al deterioro de la situación, evidenciando la necesidad de medidas a largo plazo para garantizar la disponibilidad de agua en el futuro. La conexión entre la pérdida de bosques amazónicos y la disminución de las lluvias en la región Andina subraya la importancia de abordar la deforestación como parte integral de la gestión del agua.
En Bogotá, las autoridades han implementado medidas de racionamiento y sanciones para controlar el consumo excesivo de agua, pero enfrentan desafíos significativos debido a la falta de infraestructura adecuada y la presión demográfica en la ciudad. La dependencia del agua de fuentes externas, como el Parque Nacional Natural Chingaza, resalta la necesidad de una gestión sostenible de los recursos hídricos a nivel nacional.
Aunque se esperan lluvias en el segundo semestre del año, los expertos advierten que será necesario abordar las causas subyacentes del desabastecimiento de agua para evitar crisis similares en el futuro. La gestión integrada de los recursos naturales y la adaptación al cambio climático son elementos clave para garantizar la seguridad hídrica en Colombia a largo plazo.
Fuente: https://es.mongabay.com/2024/04/desabastecimiento-agua-sequia-en-colombia/
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