lunes, 29 de julio de 2024

Carne cultivada: una alternativa no-vegana para proteger el medio ambiente

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En España, Francia, República Checa y Países Bajos, varias startups de biotecnología están desarrollando productos cárnicos cultivados, aunque aún no están disponibles para el consumo en Europa. Estos productos se elaboran a partir de células animales cultivadas en entornos controlados, sin necesidad de sacrificar animales. Aunque en Europa aún no están aprobados para el consumo humano (solo están disponibles en EE. UU. y Singapur), varias empresas ya están operando en estos países.


Iñigo Charola, CEO de Biotech Foods, destaca que la carne cultivada tiene importantes beneficios ambientales. Reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en un 92%, disminuye el uso de tierras en un 95% y consume un 78% menos de agua. Además, al estar exenta de patógenos, elimina el riesgo de enfermedades zoonóticas y protege acuíferos y suelos de la contaminación. Biotech Foods, con sede en el País Vasco, utiliza biotecnología para producir carne picada similar a la tradicional.


El proceso de producción de carne cultivada inicia con la extracción de tejido de un animal vivo (como una vaca), del que se obtienen células musculares. Estas células se cultivan en condiciones controladas que simulan el cuerpo del animal, permitiendo su crecimiento y multiplicación.


Gourmey, una empresa francesa, se especializa en la producción de foie gras cultivado, un alimento polémico por el sufrimiento que causa a los animales en su producción. Esta empresa, que recientemente recibió 47,7 millones de dólares en financiamiento, utiliza células derivadas de huevos de pato para producir un foie gras sin causar maltrato animal.


En el ámbito europeo, Bene Meat de República Checa es la única empresa que comercializa carne cultivada en la Unión Europea, dirigida a la alimentación de mascotas. A pesar de los desafíos en infraestructura y costos, el objetivo es producir carne cultivada para el consumo humano en Europa.


Meatable, una startup de Países Bajos, produce carne de vacuno, pollo y cerdo en laboratorios, y vende sus productos en EE. UU. y Singapur. La empresa afirma que su proceso, que replica el crecimiento natural de músculo y grasa, puede producir carne en solo semanas.


La regulación alimentaria es un obstáculo significativo para el crecimiento del sector en Europa. Aunque algunos países han autorizado la degustación de estos productos, el proceso es lento y riguroso. La carne cultivada se considera un "alimento nuevo" y debe cumplir con estrictos requisitos de seguridad alimentaria.


No todos están de acuerdo con estos avances. En noviembre de 2023, el gobierno italiano prohibió la comercialización de carne cultivada. Posteriormente, Italia, Francia y Austria expresaron preocupaciones sobre cómo esta tecnología podría afectar la agricultura tradicional y la ganadería europea, y cuestionaron el dilema ético y social de producir carne sin sacrificar animales.

 

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