miércoles, 28 de agosto de 2024

El enorme experimento con árboles longevos que ofrece esperanza en la lucha contra el cambio climático

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Los árboles más antiguos pueden adaptarse a su entorno. Científicos de la Universidad de Birmingham en el Reino Unido expusieron un bosque de robles ingleses de 180 años a niveles elevados de dióxido de carbono durante siete años. Como respuesta, los árboles aumentaron su producción de madera, ayudando a retener gases de efecto invernadero y contribuyendo a combatir el calentamiento global. Los investigadores esperan que este estudio, publicado en Nature Climate Change, destaque la importancia de proteger los bosques maduros para enfrentar el cambio climático.


Se estima que cada seis segundos se pierde un campo de fútbol de bosque primario a nivel mundial. "Creo que es una historia esperanzadora y positiva", dijo el profesor Rob MacKenzie, director del Instituto de Investigación Forestal de Birmingham y coautor del estudio. "Esto demuestra la importancia de gestionar cuidadosamente los bosques existentes. Los bosques viejos están realizando una gran labor para nosotros. Lo que no debemos hacer es talarlos", añadió.


Los resultados provienen del gigantesco experimento FACE (Free-Air CO2 Enrichment) de la Universidad de Birmingham, dirigido por el profesor MacKenzie desde 2016. Este experimento se lleva a cabo en un bosque de 21 hectáreas en Staffordshire, con el objetivo de entender el impacto del cambio climático en los bosques en tiempo real.


En el sitio, un grupo de robles ingleses de 180 años ha sido expuesto a CO2 mediante una red de tuberías que recrean las condiciones futuras si no se reducen las emisiones. Después de siete años de seguimiento, los investigadores encontraron que los robles han aumentado su productividad en casi un 10%, almacenando el dióxido de carbono en madera y evitando que contribuya al calentamiento global.


El CO2 absorbido por los árboles puede ser utilizado para producir hojas, raíces o biomasa leñosa. Las hojas y raíces son depósitos a corto plazo, mientras que la mayor parte del CO2 se convirtió en formas que permiten su almacenamiento durante décadas.


Aunque se sabía que los árboles jóvenes pueden aumentar su absorción de CO2, se creía que los bosques maduros no tenían la misma capacidad. El profesor MacKenzie destacó la importancia de entender el comportamiento de los árboles más viejos, ya que representan la mayor parte de la cubierta forestal mundial.


A pesar de los resultados positivos, MacKenzie advirtió que esto no es una solución mágica para continuar utilizando combustibles fósiles sin pagar el precio de las emisiones. "No podemos transformar el mundo en suficientes bosques para seguir quemando combustibles fósiles al ritmo actual", afirmó.


El experimento FACE se ha extendido hasta 2031 para continuar monitoreando los robles y determinar si este comportamiento se mantiene. Richard Norby, profesor de investigación de la Universidad de Tennessee y coautor del estudio, afirmó que es crucial prolongar el experimento para obtener un registro más largo y aumentar la confianza en los resultados. También se observará el impacto del CO2 elevado en la vida útil de los árboles y en la biodiversidad, incluidos los insectos, que han mostrado un aumento en algunas especies durante el experimento.


Fuente: https://www.bbc.com/mundo/articles/cvg5nmqpjmqo

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