Pineda, una arquitecta y diseñadora urbana de 32 años, llegó de Colombia a Boston con su familia a la edad de ocho. Observó cómo su madre, también arquitecta, no era tomada en serio en Estados Unidos. Se graduó de la Escuela de Arquitectura de Tulane en 2015 y obtuvo su maestría en la Universidad de Columbia en 2017. “Éramos muy pocas las mujeres en el campo de la arquitectura, y casi nunca latinas. Aquí es más complicado ser arquitecta que cirujano”, confiesa. Actualmente, forma parte del 2% de mujeres de color que son arquitectas y urbanistas en el país, y ha reconocido que el problema está relacionado con el racismo sistémico e institucional en la arquitectura.
La organización sin fines de lucro Territorial Empathy, que fundó en 2018, es la primera ONG latina enfocada en el diseño comunitario en Nueva York, un lugar que Pineda describe como "litigante" y costoso, donde su trabajo es poco remunerado y nadie quiere asumir la responsabilidad. “¿Por qué quiero tomar las riendas de algo que nadie quiere hacer? Porque soy terca y porque soy latina”, responde. Su intención es desarrollar un proyecto profesional que promueva “más empatía hacia nuestros espacios urbanos, los lugares, el medio ambiente, y la comunidad”.
Con una subvención de 200.000 dólares del Laboratorio de Prácticas del re:arc institute, una organización filantrópica danesa que une la acción climática con la arquitectura, Pineda ha querido materializar ideas que muchos antes rechazaron. Para ello, se asoció con la familia propietaria del restaurante mexicano La Morada, un espacio de apoyo mutuo que durante la pandemia ofreció comida a miles de migrantes y que ahora alimenta a cientos de personas.
En el santuario urbano H.earth, que abarca 2.000 pies cuadrados y que antes fue el jardín Bruckner Mott Haven, se eleva una alta chimenea de ladrillos terracota. Pineda la diseñó no solo como un horno indígena tradicional, sino para que el jardín se autoabastezca de agua. Cuando llueve, el agua del techo se recoge en una estructura que la filtra en un tanque de contención, eliminando el 95% de las impurezas. El agua recolectada se usa para regar las diversas plantas, vegetales y frutos de temporada que crecen en los lechos de cultivo y en el vivero, que se utilizará para proteger las plantas del frío en invierno. Con la producción esperada, se repartirán aproximadamente 5.000 comidas gratuitas a la comunidad cada semana.
Pineda también sostiene que un factor poco discutido detrás de la migración desde América Latina es el cambio climático. Un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) indica que el Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno registró más de 1,6 millones de desplazamientos por desastres en la región en 2021. Además, el Banco Mundial anticipa que para 2050 habrá alrededor de 17 millones de migrantes climáticos en América Latina. “Muchos países centroamericanos dependen de la agricultura, pero enfrentan sequías devastadoras por fenómenos como El Niño o La Niña, lo que los obliga a emigrar”, explica. “No se reconoce que esto también es un problema climático. Al llegar aquí, no son bien recibidos. Son personas que sufren y tienen conocimientos sobre cómo cultivar, interpretar el suelo y el clima”, añade.
Por ello, ellos serán los encargados del santuario. Pineda relata que al evaluar el proyecto, las conversaciones con la comunidad mostraron el deseo de crear un espacio “para los recién llegados” a la ciudad, quienes estaban llegando expulsados desde Texas por el gobernador Greg Abbott. “Así que decidimos que debía ser un lugar que transmita un sentido de comunidad, cuidado y relajación”, dice.
El espacio ha sido construido con energía solar y cuenta con paneles para su funcionamiento, tendrá un inodoro sostenible y está diseñado para que la comunidad no gaste en facturas de electricidad o agua. H.earth será un lugar donde las personas podrán comer, relajarse, participar en actividades comunitarias o simplemente ser parte de algo. Un “lugar seguro”, según Pineda.
“Al ser colombiana, mujer y emigrante, te das cuenta de que no todos tienen la misma seguridad en los espacios públicos”, explica. “Cuando estaba en la universidad, me preguntaba cómo se podrían reconstruir los espacios destruidos por el conflicto en Colombia. Lo sentí en mi infancia, donde había lugares que habían desaparecido. En Colombia, vivimos el conflicto armado más prolongado del hemisferio, así que al crecer allí, desarrollas un entendimiento espacial sobre lo que significa la seguridad en los lugares, que varía según las circunstancias políticas”.
Pineda no se considera una experta, pero tiene “un poco de conocimiento en muchas áreas”. Desde mayo, la pueden ver en el Bronx desde la mañana hasta el atardecer, diseñando planos, arando la tierra y conversando con los vecinos. “Esto ha sido un trabajo de amor y confianza”, dice, sin buscar reconocimiento personal. Sabe que “los verdaderos expertos son los miembros de la comunidad”, quienes se encargarán de sembrar, alimentarse y cuidarse mutuamente en medio de la adversidad.
Fuente: https://elpais.com/us/2024-10-21/un-santuario-autosostenible-para-los-inmigrantes-en-el-bronx-el-proyecto-de-la-arquitecta-colombiana-zarith-pineda.html
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