miércoles, 11 de diciembre de 2024

Chatarra electrónica: una peligrosa fuente de ingresos para las organizaciones criminales internacionales

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 Desde el vertedero de Agbogbloshie se pueden observar grandes columnas de humo que se elevan a varios kilómetros de distancia.

El aire en este vasto vertedero, ubicado al oeste de Accra, la capital de Ghana, es extremadamente tóxico. Cuanto más cerca te encuentras, más difícil es respirar y la visión se vuelve borrosa.
Alrededor de las columnas de humo, decenas de hombres esperan a que los tractores descarguen montones de cables para prenderles fuego. Otros suben colinas llenas de residuos tóxicos y bajan televisores, computadoras y partes de lavadoras para incinerarlas.

Los hombres extraen metales valiosos como el cobre y el oro de los residuos electrónicos (conocidos como e-waste), muchos de los cuales provienen de países desarrollados.
"No me siento bien", dice Abdulla Yakubu, un joven trabajador con los ojos rojos y llorosos mientras quema cables y plástico. "El aire, como puedes ver, está muy contaminado y tengo que trabajar aquí todos los días, lo que definitivamente afecta nuestra salud".
Abiba Alhassan, madre de cuatro hijos, trabaja cerca del incendio clasificando botellas de plástico usadas, y el humo tóxico también la afecta.

"A veces es muy difícil respirar, me pesa el pecho y me siento muy mal", comenta.
El flujo de desechos electrónicos es el que más crece a nivel mundial, con 62 millones de toneladas generadas en 2022, un aumento del 82% desde 2010, según la ONU.
La principal razón de este aumento es la creciente electronificación de las sociedades, con dispositivos que van desde teléfonos inteligentes, computadoras y sistemas de alarmas inteligentes hasta vehículos con dispositivos electrónicos, cuya demanda continúa incrementándose.

Los envíos anuales de teléfonos inteligentes, por ejemplo, se han duplicado desde 2010, alcanzando los 1.200 millones en 2023, según un informe de la ONU sobre Comercio y Desarrollo.

Actualmente, solo se recicla alrededor del 15% de los desechos electrónicos globales, lo que ha llevado a empresas sin escrúpulos a deshacerse de ellos en otros lugares, a menudo mediante intermediarios que luego trafican con estos desechos hacia otros países.
Estos desechos son complicados de reciclar debido a su composición compleja, que incluye sustancias químicas tóxicas, metales, plásticos y elementos que no pueden separarse fácilmente para su reciclaje.
Incluso los países desarrollados carecen de una infraestructura adecuada para gestionar los desechos electrónicos.

Según la ONU, se está observando un aumento significativo en el tráfico de desechos electrónicos desde los países desarrollados y economías emergentes.

Los desechos electrónicos son ahora el artículo más incautado, representando una de cada seis incautaciones de desechos en todo el mundo, según la Organización Mundial de Aduanas.
Los funcionarios portuarios de Nápoles, Italia, mostraron al Servicio Mundial de la BBC cómo los traficantes declaraban erróneamente y ocultaban los desechos electrónicos, que representaban alrededor del 30% de sus incautaciones.

Mostraron una imagen escaneada de un contenedor con destino a África que transportaba un automóvil, pero al abrir el contenedor, encontraron piezas de vehículos rotas y desechos electrónicos apilados en su interior, con algunas fugas de aceite.

"No se embalan así los efectos personales, gran parte de estos están destinados a ser arrojados al mar", dijo Luigi Garruto, investigador de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (Olaf), que colabora con autoridades portuarias de toda Europa.


En el Reino Unido, las autoridades también informan un aumento en el tráfico de desechos electrónicos.
Desde el puerto de Felixstowe, Ben Ryder, portavoz de la Agencia de Medio Ambiente del Reino Unido, afirmó que estos desechos a menudo se declaran erróneamente como reutilizables, pero en realidad "se descomponen para extraer metales preciosos y luego se queman ilegalmente al llegar a destinos como Ghana".

Los traficantes también intentan ocultar los desechos triturándolos y mezclándolos con otros plásticos que pueden ser exportados con la documentación correcta, añadió.
Un informe previo de la Organización Mundial de Aduanas mostró un aumento del 700% en el tráfico de vehículos al final de su vida útil, una gran fuente de desechos electrónicos.

Pero los expertos afirman que estas incautaciones son solo la punta del iceberg.

Aunque no existe un estudio global exhaustivo que siga todos los desechos electrónicos traficados fuera de los países desarrollados, el informe de la ONU muestra que los países del sudeste asiático siguen siendo un destino importante.
Sin embargo, como algunos de esos países están tomando medidas contra el tráfico de desechos, los investigadores y activistas de la ONU afirman que cada vez más desechos electrónicos están llegando a África.

En Malasia, las autoridades confiscaron 106 contenedores de desechos electrónicos peligrosos entre mayo y junio de 2024, según Masood Karimipour, representante regional de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito en el sudeste asiático.
Pero los traficantes a menudo logran burlar a las autoridades con nuevas tácticas de contrabando y los gobiernos no se actualizan con suficiente rapidez, aseguran los investigadores de la ONU.

"Cuando los barcos que transportan desechos peligrosos, como los electrónicos, no pueden descargarlos fácilmente en su destino habitual, apagan sus balizas en el mar para evitar ser detectados", indicó Karimipour.
"Y el cargamento ilegal se arroja al mar como parte de un modelo de negocio del crimen organizado.

Hay demasiados grupos y países que se benefician de este negocio criminal global".

Productos químicos altamente peligrosos

Según la OMS, cuando los desechos electrónicos se queman o se eliminan, los plásticos y metales que contienen pueden ser muy peligrosos para la salud humana y el medio ambiente.
La OMS señala que muchos países receptores también enfrentan un reciclaje informal de estos desechos, donde personas no capacitadas, incluidas mujeres y niños, realizan el trabajo sin el equipo de protección necesario, exponiéndose a sustancias tóxicas como el plomo.
La Organización Internacional del Trabajo y la OMS estiman que millones de mujeres y niños en el reciclaje informal pueden verse afectados.

Además, se afirma que la exposición en el desarrollo fetal y en los niños puede generar trastornos en el desarrollo neurológico y en el comportamiento.
A partir de enero de 2025, el tratado global sobre desechos, el Convenio de Basilea, requerirá que los exportadores declaren todos los desechos electrónicos y obtengan el permiso de los países receptores.

Los investigadores esperan que esta medida cierre algunas de las brechas utilizadas por los traficantes para enviar estos desechos por todo el mundo.
Sin embargo, algunos países, como Estados Unidos (un importante exportador de desechos electrónicos), no han ratificado el Convenio de Basilea, lo que, según los activistas, explica por qué sigue existiendo el tráfico de estos desechos.

"Cuando comenzamos a tomar medidas, Estados Unidos está enviando cada vez más camiones a través de la frontera hacia México", dijo Jim Puckett, director ejecutivo de Basel Action Network, una organización que lucha por poner fin al comercio tóxico, incluidos los desechos electrónicos.

En el depósito de chatarra de Agbogbloshie en Ghana, la situación empeora cada día.
Abiba afirma que gasta casi la mitad de lo que gana recolectando desechos en medicamentos para tratar las condiciones derivadas de su trabajo en el vertedero.
"Pero sigo aquí porque este es el medio de vida para mi familia".
La Autoridad de Ingresos de Ghana y el Ministerio de Medio Ambiente no respondieron a las solicitudes de declaraciones.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/articles/c20gwwj8jqlo

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