jueves, 6 de febrero de 2025

La contaminación del agua: una crisis global en aumento

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Las reservas de agua dulce del planeta están cada vez más expuestas a contaminantes de múltiples orígenes, poniendo en riesgo la salud de las personas y la biodiversidad.

Desde residuos plásticos hasta compuestos químicos invisibles, una gran variedad de sustancias terminan en ríos, lagos, acuíferos y, en última instancia, en los océanos. Esta contaminación, sumada a la sequía, la sobreexplotación y el crecimiento poblacional, ha generado una crisis del agua dulce que amenaza las fuentes de las que dependemos para el consumo humano y otros usos esenciales.

Diversos estudios han revelado la magnitud del problema en distintas partes del mundo. Investigaciones recientes han encontrado desde microplásticos hasta trazas de nicotina y antidepresivos en aguas de la Antártida.

Uno de los contaminantes más comunes en el agua del grifo son los PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), compuestos utilizados para dotar a productos cotidianos de resistencia al agua, al calor y a las manchas. Debido a su longevidad, estos compuestos han sido apodados "químicos eternos".

En 2023, la Agencia Espacial Europea informó que más del 70% del agua superficial y subterránea se destina a la irrigación agrícola. Esto resalta la importancia de preservar los recursos hídricos, ya que, aunque el agua cubre cerca del 70% del planeta, solo el 2,5% es dulce. De esta fracción, apenas el 1% está disponible para su uso, pues el resto permanece atrapado en glaciares y capas de hielo.

Sin embargo, ni siquiera estas reservas están exentas de contaminación. Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) detectó 59 microcontaminantes orgánicos en 140 Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad (IBA) en España, lugares protegidos por la ONG BirdLife International. Según el CSIC, la actividad agrícola y la urbanización son las principales fuentes de estos contaminantes.

El problema no se limita a las llanuras y valles. En las regiones montañosas, donde vive una cuarta parte de la población mundial, el calentamiento global está alterando el equilibrio natural. Las temperaturas en estas zonas han aumentado hasta un 50% más rápido que la media global. Incluso en el Himalaya, los alpinistas han cambiado los tradicionales trajes de expedición por ropa más ligera debido al ascenso de las temperaturas.

Investigadores como Perry Bartlet, del Instituto Federal de Investigación Forestal, de la Nieve y del Paisaje (WSL) en Suiza, han debido actualizar sus modelos de riesgo para desastres naturales en estas áreas. "Los fenómenos que solíamos estudiar han aumentado de escala y magnitud", afirma.

Orígenes de la contaminación del agua

Los contaminantes llegan a las fuentes de agua de diversas maneras. Pueden ser vertidos directamente por fábricas y plantas de tratamiento de aguas con sistemas ineficientes, o ingresar al medio ambiente a través de derrames de petróleo y fugas en ductos. El viento y las lluvias también transportan residuos, en especial plásticos, hacia los cursos de agua.

Gracias a regulaciones más estrictas y acciones legales contra grandes industrias, en Estados Unidos la principal fuente de contaminación hídrica ya no son los vertidos directos, sino la llamada "contaminación difusa". Esta ocurre cuando la lluvia o el deshielo arrastran contaminantes como fertilizantes, pesticidas, hidrocarburos, metales pesados y desechos animales desde campos agrícolas, carreteras y zonas urbanas hasta ríos y lagos. Este mismo fenómeno ha causado la crisis ecológica en el Mar Menor, en Murcia, España.

Por otra parte, el agua potable también puede contaminarse a través de las tuberías si no se trata adecuadamente. Ejemplos notorios incluyen la crisis del plomo en Flint (Michigan, EE. UU.) y la presencia de arsénico en sistemas de abastecimiento, ya sea por fuentes naturales o por residuos industriales.

Efectos de la contaminación del agua

La contaminación del agua puede generar impactos negativos en la salud humana, afectar a la fauna y causar daños ecológicos a largo plazo. Cuando los desechos agrícolas e industriales aportan un exceso de nutrientes, como nitrógeno y fósforo, al agua, se pueden desencadenar proliferaciones de algas. Estas floraciones conducen a la formación de zonas muertas, donde los niveles de oxígeno son insuficientes para la vida acuática.

Además de sus efectos ambientales, estas floraciones pueden afectar la economía y la salud de las personas. No solo generan olores desagradables y un aspecto poco atractivo que disminuye el turismo en lagos y ríos, sino que también pueden causar irritaciones cutáneas y otros problemas de salud. Asimismo, el exceso de nitratos en el agua, proveniente de la contaminación por nutrientes, representa un riesgo para los bebés, ya que puede dificultar el transporte de oxígeno en su sangre y provocar el llamado "síndrome del bebé azul". Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el 38% de las masas de agua en la Unión Europea están afectadas por la contaminación de origen agrícola.

A nivel global, la falta de acceso a agua limpia tiene graves consecuencias sanitarias. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, más de 2000 millones de personas consumen agua contaminada con residuos fecales, lo que facilita la propagación de enfermedades como el cólera y la fiebre tifoidea.

Soluciones para reducir la contaminación del agua

En numerosos países, se han implementado regulaciones para limitar el vertido de contaminantes industriales y agrícolas en cuerpos de agua, mientras que las plantas de tratamiento aseguran que el agua potable cumpla con los estándares de calidad. Paralelamente, científicos buscan nuevas estrategias para prevenir y revertir la contaminación. Por ejemplo, África Flores, becaria de National Geographic, ha desarrollado un algoritmo basado en inteligencia artificial que permite predecir la aparición de floraciones de algas. Otros investigadores trabajan en soluciones innovadoras para reducir la contaminación por plásticos.

No obstante, la lucha contra la contaminación enfrenta desafíos. Las regulaciones ambientales pueden verse afectadas por cambios políticos, como ocurrió en Estados Unidos cuando se debilitaron ciertas normativas que impedían la contaminación de ríos y lagos por parte de propietarios de tierras.

Cualquier persona puede contribuir a la protección del agua evitando el vertido inadecuado de productos tóxicos, como aceites y pinturas, y desechándolos correctamente. También es recomendable ser consciente de lo que se tira por el fregadero, ya que puede llegar a las fuentes de agua potable. La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. sugiere utilizar detergentes sin fosfatos y optar por lavar los vehículos en establecimientos especializados, que deben gestionar correctamente las aguas residuales. Por último, la instalación de tejados verdes y jardines de lluvia en zonas urbanas puede ayudar a recuperar el filtrado natural que, en entornos naturales, realizan los bosques y la vegetación.


https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/contaminacion-del-agua

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