jueves, 6 de marzo de 2025

Pastizales: un ecosistema global tan común como impredecible

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Praderas, sabanas, estepas y pampas se extienden por todos los continentes, excepto la Antártida, aunque su distribución es mucho menos predecible de lo que parece.

Quizá no hayas reparado en la cantidad de nombres que reciben los pastizales según la región. En el Medio Oeste de EE. UU., se conocen como praderas; en Sudamérica, como pampas; en Eurasia central, como estepas; y en África, como sabanas. A pesar de sus distintos nombres, comparten una característica clave: las gramíneas como vegetación dominante.

Estos ecosistemas florecen en zonas donde las precipitaciones son insuficientes para formar bosques, pero lo bastante regulares para evitar la desertificación. Por eso, suelen ubicarse entre bosques y desiertos.

Dependiendo de cómo se definan, los pastizales cubren entre el 20 % y el 40 % de la superficie terrestre. Son llanos, abiertos y, debido a su amplia distribución, están expuestos a numerosas amenazas: la agricultura, el pastoreo excesivo, las especies invasoras, la caza furtiva y el cambio climático.

Curiosamente, también podrían desempeñar un papel importante en la lucha contra el calentamiento global. Un estudio sugiere que las praderas de California podrían almacenar más carbono que los bosques, al ser menos vulnerables a incendios y sequías. No obstante, menos del 10 % de los pastizales del planeta están protegidos.

Tipos de pastizales

Existen dos categorías principales: tropicales y templados.

  • Pastizales templados: Incluyen las praderas de Norteamérica, las estepas euroasiáticas y las pampas argentinas.
  • Pastizales tropicales: Se encuentran en las cálidas sabanas del África subsahariana y el norte de Australia.

El clima varía considerablemente. Las lluvias oscilan entre 25 y 100 centímetros anuales, y las temperaturas pueden caer bajo cero en los pastizales templados o superar los 32 °C en los tropicales.

La altura de las gramíneas depende de las precipitaciones: algunas apenas alcanzan 30 cm, mientras que otras superan los dos metros. Bajo la superficie, sus raíces se hunden entre 90 y 180 cm, ayudando a retener nutrientes y a fortalecer el suelo. Esta fertilidad convierte a los pastizales en tierras agrícolas atractivas, lo que ha provocado la transformación de grandes extensiones de praderas norteamericanas en cultivos, poniendo en riesgo la biodiversidad local y las fuentes de agua potable.

Flora y fauna de las praderas

Sin importar el nombre que reciban, los pastizales albergan una increíble diversidad de vida.

  • En las sabanas africanas: Conviven cebras, ñus, gacelas y jirafas.
  • En las praderas templadas: Habitan perritos de la pradera, tejones, coyotes, zorros rápidos y numerosas aves.

Un solo pastizal puede sustentar hasta 25 especies de grandes herbívoros, cada uno adaptado a un tipo particular de gramínea.

Algunas plantas comunes son la hierba de avena roja y el pasto de rodas en las sabanas, y la hierba de aguja púrpura y la galleta (Hilaria rigida) en las regiones templadas. En temporada de lluvias, los pastizales florecen con especies como la milenrama, el hisopo y el algodoncillo.

Las plantas de las praderas están diseñadas para sobrevivir a las condiciones extremas de sequía, incendios y pastoreo.

El papel del fuego

El fuego —tanto natural como provocado— es esencial para el equilibrio de los pastizales.

En el Medio Oeste de EE. UU., los nativos americanos usaban incendios controlados para preservar las praderas y atraer a especies cinegéticas como el bisonte. El fuego elimina árboles y arbustos vulnerables a las llamas, evitando que invadan las praderas, mientras estimula la floración de plantas que alimentan a los polinizadores.

Así, aunque los pastizales pueden parecer simples extensiones de hierba, son ecosistemas dinámicos, vitales para la biodiversidad y con un papel clave en la salud climática del planeta.


Fuente: https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/pastizales-praderas-pasto-y-vegetacion

 

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