martes, 22 de abril de 2025

Olas de calor marinas blanquean el Sistema Arrecifal Mesoamericano, el segundo más extenso del planeta

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 El Sistema Arrecifal Mesoamericano, con una extensión de mil kilómetros en las costas de México, Belice, Guatemala y Honduras, enfrenta un grave desequilibrio. Para entender su situación y reducir los efectos del aumento de temperatura en el mar, especialistas han desarrollado protocolos específicos de monitoreo y conservación.

Los dos últimos años han sido los más calurosos registrados desde que se tiene información climática. De hecho, los ocho años más cálidos se han concentrado entre 2015 y la actualidad. Las temperaturas elevadas están alterando gravemente los ecosistemas, especialmente los marinos costeros. Un estudio de Nature Climate Change analizó 1.322 zonas en 85 ecorregiones, y reveló que muchas han perdido especies fundamentales, como corales, microalgas y pastos marinos, esenciales para el equilibrio de sus hábitats.

Durante 2023 y 2024, la combinación del fenómeno de El Niño y las actividades humanas provocó un récord histórico: 3,5 veces más días con olas de calor marinas que en cualquier otro año, y casi el 10% del océano mundial superó sus máximas de temperatura. Este fenómeno es especialmente peligroso porque el océano regula el clima global, aloja a millones de especies y brinda alimento y trabajo a muchas comunidades. Las olas de calor recientes, por ejemplo, han desplazado poblaciones de peces, afectando gravemente la pesca de la anchoa peruana.

En el Caribe, el blanqueamiento masivo del Sistema Arrecifal Mesoamericano pone en peligro tanto la biodiversidad como la economía turística. El SAM, que se extiende por unos mil kilómetros, alberga más de 500 especies de peces, 350 de moluscos y 65 de corales pétreos. Es hábitat de especies en peligro como el manatí del Caribe, la caracola reina y el tiburón ballena. Lo que ocurre allí es un reflejo del deterioro coralino en otras partes del mundo.

“En pocos días, un arrecife a menos de ocho metros de profundidad se volvió completamente blanco. Luego, empecé a ver organismos muertos. Los abanicos de mar y los corales blandos desaparecieron en cuestión de días”, explicó Valeria Pizarro, científica del Perry Institute for Marine Science, sobre la devastación observada recientemente en estos ecosistemas.

El blanqueamiento coralino está directamente relacionado con el estrés térmico. El primer evento grave en la región fue en 1995, cuando más del 50% de los corales en Belice se blanquearon y un 10% tuvo pérdida parcial de tejido. En aquel momento, se sospechaba que el calor extremo y la radiación UV eran los responsables, según la bióloga Melanie McField, quien más tarde estableció la organización Arrecifes Saludables para Gente Saludable (HRHP) y definió los parámetros de salud del ecosistema.

Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el turismo y la pesca en Belice generan entre 210 y 350 millones de dólares al año. En Quintana Roo, México, el turismo representa el 49% de la economía local y da empleo a más del 30% de la población. En esta región, el arrecife aporta hasta 9.000 millones de dólares anuales, siendo clave para su estabilidad económica.

Por eso, desde la creación de HRHP en 2008, se estableció que los cuatro países con territorio sobre el SAM debían colaborar para protegerlo. Ese mismo año se presentó el primer informe de salud del sistema, con datos recolectados en 326 puntos, el cual concluyó que el estado general del arrecife era “pobre”.

El estado de salud del SAM se agrava
“Antes del 2000, los eventos de blanqueamiento ocurrían entre octubre y diciembre, y luego los corales se recuperaban”, explicó Ana Giró, coordinadora de HRHP en Guatemala. “Desde 2013, esto sucede cada vez más seguido y ahora se monitorean anualmente”. Este fenómeno se debe a que los corales pierden las algas simbióticas que viven en ellos cuando se elevan las temperaturas, dejándolos sin color y debilitados.

El último informe sobre el estado del SAM, publicado en marzo de 2024, indica que solo el 18% de los sitios monitoreados está en buenas condiciones. El cambio climático y el calentamiento global fueron identificados como las principales amenazas. Incluso, Nature Climate Change relaciona las olas de calor con un aumento casi récord de tormentas en el Atlántico que han recibido nombre oficial.

Por ello, Pizarro insiste en implementar estrategias como el monitoreo continuo que HRHP aplica en la región mesoamericana para frenar el cambio climático. “Debemos asumir que somos los principales causantes de estas olas de calor y actuar de inmediato”, declaró.

En Florida, EE. UU., se están tomando medidas para reducir estos impactos, como trasladar corales a aguas más frías y limpiar algas a mano. Además, HRHP colabora desde hace 20 años con la iniciativa AGRRA, que ha capacitado a más de 500 buzos de los cuatro países del SAM, en representación de más de 70 organizaciones, para llevar a cabo estas tareas.

En México, junto al Instituto Mexicano de Pesca (IMIPAS), se desarrolló un programa para criar y trasplantar juveniles del cangrejo rey, que ayudan a controlar el crecimiento de macroalgas, proyecto que también se está aplicando en Belice y Honduras. En Guatemala, donde los corales viven a mayor profundidad, se aplican métodos distintos para recolectar datos. “Hemos capacitado a pescadores de langosta para que colaboren en el monitoreo. Ellos detectan muchas más langostas que los científicos y eso mejora la calidad de la información”, finalizó Giró sobre las iniciativas conjuntas que buscan proteger este valioso ecosistema.


Fuente: https://elpais.com/america-futura/2025-04-22/las-olas-de-calor-blanquean-la-barrera-de-coral-mesoamericana-la-segunda-mas-grande-del-mundo.html

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