Los primeros 30 centímetros de tierra conforman la base de la vida: allí crecen las raíces de la mayoría de las plantas, y habitan bacterias, hongos y otros organismos clave para los ecosistemas. Pero un nuevo estudio publicado en Science advierte que esta capa superficial también alberga metales en niveles tóxicos en muchos suelos agrícolas. Tras revisar una enorme cantidad de estudios científicos, se concluyó que hasta un 17% de las tierras de cultivo del planeta tienen una concentración excesiva de al menos uno de siete metales analizados.
Investigadores de EE.UU., Europa y China analizaron más de 82.000 estudios sobre metales en suelos, de los que seleccionaron 1.500 que cumplían criterios como medir la capa superficial del suelo y contener datos cuantificables. En conjunto, abarcaron casi 800.000 puntos de zonas habitadas del mundo. Con ayuda de inteligencia artificial, estimaron la distribución de arsénico, cadmio, cromo, cobalto, cobre, níquel y plomo. Muchos de estos son altamente tóxicos: el cadmio se acumula en cereales como el arroz; el plomo afecta el desarrollo infantil; y el arsénico está relacionado con varios tipos de cáncer.
El análisis determinó que entre el 14% y el 17% de los suelos cultivables están contaminados con uno o más metales, lo que equivale a unos 242 millones de hectáreas. Además, entre 900 y 1.400 millones de personas —el 11% al 18% de la población mundial— viven sobre suelos afectados. Aunque no siempre se puede atribuir la presencia de estos metales a actividades humanas, la minería y la industrialización suelen ser causas comunes. A escala regional, por ejemplo, el 19% de las tierras agrícolas de China están afectadas, y cifras más altas aún se encuentran en el norte y centro de la India.
En Europa, el programa LUCAS de la Comisión Europea indica que hasta el 28% del suelo continental presenta exceso de metales, aunque no se limita a áreas agrícolas. El cadmio es el metal más extendido, con presencia tóxica en el 9% de los suelos. Le siguen níquel y cromo, comunes en Medio Oriente y Rusia, y luego el arsénico, cuya distribución coincide con acuíferos contaminados en China y Sudamérica. El cobalto, asociado a la minería, se concentra en países como Zambia y la RDC. Cierra la lista el plomo, el más tóxico incluso en pequeñas dosis.
Deyi Hou, investigador de la Universidad Tsinghua, explicó que el cadmio proviene tanto de fuentes naturales como del uso de fertilizantes fosfatados, aguas residuales, emisiones industriales o residuos electrónicos. Este doble origen complica las soluciones. Al observar un mapa global, destaca un “corredor metálico” que va desde el norte de Italia hasta China, cruzando Grecia, Medio Oriente, Irán y la India. Estas regiones, densamente habitadas desde hace milenios, coinciden con antiguas civilizaciones que ya manipulaban metales, dejando una huella duradera en la pedosfera.
El estudio no busca determinar responsables, sino ofrecer una visión global del problema. No es sencillo separar causas naturales de las humanas, en parte por la diferencia de ritmos: mientras un desastre como el vertido de Aznalcóllar libera metales en horas, la formación natural del suelo es lentísima: apenas tres milímetros por siglo. De hecho, en latitudes por encima del paralelo 50ºN apenas se detectan concentraciones tóxicas, debido al efecto arrasador de las glaciaciones, que eliminan el suelo y, con él, los metales acumulados.
Para el investigador Manuel Delgado Baquerizo, del IRNAS-CSIC, el problema no es solo la toxicidad de estos metales, sino la falta de estándares claros para medir su impacto en el suelo, la biodiversidad y la salud humana. Los autores del estudio se basaron en los límites legales de una decena de países, pero incluso así, la imagen no es completa. Además, muchos metales tienen efectos acumulativos: pequeñas dosis prolongadas pueden generar efectos adversos a largo plazo, como en el caso del plomo, usado durante siglos en las tuberías de agua desde la época romana.
Fuente: https://elpais.com/ciencia/2025-04-17/la-sexta-parte-de-las-tierras-para-cultivo-del-planeta-tiene-niveles-toxicos-de-uno-o-mas-metales.html
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